Una agente de aduanas tiene, literalmente, un olfato especial para detectar mercancías sospechosas en las maletas. Mercancías que van desde las habituales sustancias ilegales hasta tarjetas de memorias de dudoso contenido que como todo el mundo sabe no huelen a nada. Pues esta mujer las huele con la nariz. Y es que la protagonista huele las emociones de la gente como la culpa, la vergüenza o la ira de las personas. Así es ‘Border’.
La mujer protagonista es un freak que parece sacada de la mítica película de ‘La parada de los monstruos’. Vive en una cabaña en el bosque con un hombre que la trata mal y solo se siente libre cuando sale a la naturaleza a respirar el aire puro. La mujer no es consciente de su vida hasta que conoce a otro como ella que le hace plantearse si es feliz, si la gente la trata bien y si hay más como ellos cuál es su lugar en el mundo.
La película comienza de forma muy prometedora aunque se va diluyendo a medida que avanza. Nos mete de lleno en el punto de vista de la protagonista atravesando su coraza hasta llegar a su más cruda soledad. Y es ahí cuando emociona.
Se trata de una película del antiguo género freaks que muestra una realidad deformada y que llega a alcanzar momentos de deformada belleza. Es una película para valientes que tiene cierta función social por hablar de la realidad y los sentimientos de las personas trans. Una película diferente con un puntito de Luis Buñuel que le hace muy interesante.
Border: 6,50/10
PD: Un breve fragmento de esta producción sueca.